Después de una aventura de 45 días llena de preparativos, y momentos que todavía cuesta creer que he vivido, solo me queda dar las GRACIAS.

Gracias a mi madre y a mi hermana, por haber sido mi sombra. A mi madre por compartir conmigo cada prueba y revivir lo que ella vivió hace 30 años cuando fue Cantinera. A mi hermana por estar ahí, la paciencia, el madrugón del día 8 y atarme esas botas blancas de cuero, responsables de cada paso y cada salto el 8 de septiembre.

Gracias a mi padre y a mi hermano, por sus caras de ilusión en el primer día de ensayo, y acompañarme junto a mis osabas a empaparme del calor y cariño de las aceras.

Gracias a la mirada mágica de niños y niñas, por traer de vuelta a la Nerea de 6 años, aquella que soñaba con algún día vestir el traje de terciopelo rojo de su compañía, ver bordado su nombre en una banda y saludar con una sonrisa imposible de esconder, haciendo imparable el movimiento de su abanico. Nerea de 2003, 20 años después, LO HEMOS CONSEGUIDO y ha sido INCREÍBLE.

Doy las gracias a toda mi familia y amigas, porque detrás de una Cantinera hay un equipazo que lo hace posible. Un alarde de consejos, cariño, alegría y apoyo.

Por último, agradecer a toda la familia de la Compañía AMA GUADALUPEKOA. Ha sido un honor y orgullo ser vuestra Cantinera, y formar parte de vuestras filas para vivir cada melodía, cada aplauso, cada descarga… Como me dijisteis el 8 de septiembre “que tus ojos sean como una cámara de fotos y quédate con cada momento”. Brindo para que sigáis dando estos consejos y para que sigáis cumpliendo sueños, que como el de aquella niña de 6 años, están por cumplir.

Eskerrik asko bihotz-bihotzez!

Nerea Sandoval Emazabel, 2023.